Este relato transcurrió en el contexto del taller 3 a principios del año
2019. El cual en particular se enfoca en las prácticas e
implementaciones de alumnas del profesorado
de educación inicial, en donde el espacio de implementación son los Jardines
maternales. En la cual a veces podías decidir en qué sala querías realizar tus
prácticas. Yo en ese momento decidí elegir sala de dos años, desde los primeros
días en mi concurrencia a esta institución, se podía notar ese clima cálido y
afectivo entre las docentes, y los niños y las niñas. La docente la cual
se llamaba Analia tenía un vínculo muy particular en donde se veía que cada
pequeño/a se sentía protegido junto a ella, ya sea cuando se golpeaban o
extrañaban a sus familias, la buscaban para que los/as contenga. Recuerdo
cuando Analia salía de la sala para acompañar a un niño a la entrada, ya que su
familia lo venía a retirar; en ese preciso momento memi una de las niñas, la
buscaba rápidamente con su mirada y cuando no la encontraba preguntaba “¿Y
Ana?”, e inmediatamente se largaba a llorar. Apenas cruzaba la puerta la
docente, Memi iba corriendo y la abrazaba, en este ejemplos y muchos más, se
podía ver en los niños y niños el fuerte vínculo con esta maestra de la
sala.
Yo como practicante en la primer semana tenía la tarea de registrar
actividades cotidianas de crianza. Era importante en este espacio de taller
saber de qué manera llevaban a cabo estas propuestas ya que como nuevas
participantes de la sala no debíamos cambiarlas sino que mantenerlas, pero
también así enriquecerla con nuestros aportes como estudiantes. Una de esas
actividades registradas que me dejó ciertos interrogantes los cuales no
coincidían con lo que yo estaba estudiando, ni tampoco no se relacionaban con
los fundamentos que debía tener la educación maternal.
Un día aproximadamente a las 14 hs de la tarde la celadora Laura
prepara el espacio para el cambiado de pañales. Este era llevado a cabo
mientras los alumnos y alumnas están en alguna actividad. La docente acomoda en
la mesada, el canasto con pañales, y con los demás elementos que necesita a
su alcance para higienizarlos.
Luego desinfecta la colchoneta con una servilleta y dos productos de limpieza.
Una vez que ya está todo preparado,
Laura comienza a llamar a los alumnos/a por su nombre y si es necesario
va y los toma de la mano. En un momento la docente se acerca un niño y le dice;
”¿Vamos veni a lavarte las manos ?”, este se acerca sube por la escalera
para llegar a la altura de la bacha ,
ella le lava las manos y luego lo toma y lo pone en la colchoneta para comenzar el cambiado. En
ese momento ella le dice ”¿Vamos a ver si te tengo que cambiar el pañal? uy si
te lo tengo que cambiar, te hiciste caca. Vos agarrame el pañal mientras yo te
cambio. Muchas gracias”. La maestra se pone un guante luego de tener todo
listo. Le abre el pañal, agarra algodón, óleo y comienza a limpiarlo .Le
saca el pañal sucio lo pone dentro del
guante y lo tira a la basura . Luego ella le dice ”Bueno ahora dame el pañal así
te lo pongo “,le pone el pañal limpio,
le sube los pantalones y por último se le escucha decir ”Bueno ahora anda y seguí
jugando “. Luego llama a una niña y le dice
“veni vamos a lavarte las mano”, le higienizo las manos, la subió a la colchoneta, cambio su pañal y no intercambio ni una palabra más.
Este procedimiento se repitió con cada niño y niña. En algunos casos había más
interacción pero en la mayoría no se generaba ese vínculo, esa intimidad con
cada pequeño/a. Pero este momento se volvió una rutina de todos los días. Se
veía como la docente transformaba este
momento de crianza en acciones totalmente sistemáticas, para todos era igual
nada cambia, hasta incluso esto se asemejaba a una fábrica en el que hay que
envolver y descartar, y seguir con el siguiente. Estos momentos deben nutrirse
de momentos de cosquillas, poesías, canciones es tan tanto el repertorio que
podría emplearse. Al ver como esta docente llevaba a cabo estos espacios
de crianza me generaban interrogantes, nuevos pensamientos que no coincidían
con los con los aportes de Rosa
Violante, de Soto, de Laura Pitluk, con los cuales me formé en el profesorado y
lo sigo haciendo. Siempre se escucha
decir de las docentes que la
teoría nunca se lleva a las prácticas, ya que las mismas no coinciden. Pero eso
no es cierto ya que el espacio de educación maternal debe estar cargado de
intencionalidad pedagógica y de cuidado. Pensar en educar en el ámbito Maternal
implica tomar posturas y decisiones respecto del niño y niña como sujetos de derecho,
sobre la tarea de enseñar y cuidar, con
un compromiso de acción para ampliar el mundo cultural de los niños y niñas. Me
pareció interesante señalar esta cita del diseño curricular en la cual
visualiza esta idea “El acceso al jardín maternal conforma una
oportunidad para que los niños incrementen los conocimientos y experiencias que
traen del ámbito familiar y los puedan complementar y ampliar con otros de
carácter social, propios de la institución escolar. Se trata de promover la
formación integral de cada uno de los alumnos en sus diferentes dimensiones:
social, afectivaemocional, corporal y motriz, expresiva, estética, cognitiva y
ética.”(Diseño curricular para la Educación inicial .Niños desde 45 días a
2 años, 2016:12). Es importante que como docentes respetemos a los niños y
niñas como sujeto de derecho a ser educados y asistidos desde los primeros
años, ya que esta función es propia del Jardín Maternal.
En mi relato hago referencia a los Jardines Maternales que pertenecen al
ámbito educativo formal, que como ya señalaba antes debe asistir y
educar. Pero también existen en nuestros país formatos no escolares, que se
dedican a asistir y no a educar; con personal no docente. Estos espacios
mayormente están destinados a zonas vulnerables, con el objetivo de estimular,
alimentar, atender a su salud, entre otras cosas. Estas instituciones no tienen
una intencionalidad pedagógica, pero buscan las estrategias necesarias para el
cuidado de los niños y las niñas, manteniendo el respeto que se les brinda día
a día . En nuestra actualidad, este ámbito ha ido progresando en
diferentes cuestiones ya sea en guiar al personal que está a cargo; por medios
de especialistas, y también generando así espacios más enriquecedores.
Por otro lado decidí traer a los espacios no formales ya que los mismos
generan un quiebre entre lo educativo y lo asistencial, respecto al ámbito
escolar. En los Jardines Maternales muchas veces hay personal académico que desvaloriza las actividades cotidianas, por el hecho de
pensar que son docente y “enseñan” en
todo momento. Cayendo solo en el aspecto asistencial que es de alguna
manera propio de los espacios no formales, que no necesariamente se
quedan solo en ese, sino que van más allá.
Por último pienso que como docente debemos reflexionar sobre este
aspecto día a día para mejorar nuestras prácticas, valorando nuestra formación,
pero al mismo tiempo no solo quedarnos con eso, sino que a lo largo de nuestra
trayectoria debemos seguir formándonos. Ya que esto influirá en todos los niños
y niñas que atraviesen en nuestro
camino.